Como le digo mucha gente de aquí también era de Comonfort: usted conoció a don "Juachis" el de La Brisa, a todos los de La Brisa; ellos tenían terrenos aquí. El papá de Polo, el que andaba con el padre Agustín, tenía terrenos aquí. Don Carmen "Frutadehornero", su esposa era de aquí. Agustín Rincón el grande, era primo de mi mamá. Doña Felisa y otra que no me acuerdo como se llama, que vivían en las cuatro esquinas, luego luego adelantito, como a las dos puertas, eran primas de mi mamá. Mi tía Rosa vivía en el número 27, el mesón de Lala estaba en frente de donde vivía mi abuela. Nosotros, se podría decir que mi mamá era de Comonfort. Mi tía Rosa, mi abuela Nacha, porque era casi la dueña de la mayor parte de la huerta en toda esa cuadra, porque ella lindaba, por acá, con Chelo Puente. Para ver la rueda de la Fortuna la mirábamos como ver de aquí al templo. Toda esa huerta era grandísima, después mi abuela la vendió: media hectárea a don Salvador Velázquez, a don Lencho a don Marcos, después le vendió una hectárea a don Ramón Plaza.
Por eso nos fuimos acortando, pero mi abuela era dueña; ahí había granadas, unas chirimoyas, las patotas así, grandotas, ahora las patitas de las chirimoyas son asinitas. Pues como que toda la familia pertenecía acá a Orduña, si vivían allá en Comonfort, pertenecían acá o al revés, porque, por ejemplo, mi tía Manuela, que era hermana de mi papá, vivía ahí donde vive Víctor y mi tía Inés, que era hermana de mi Papá, vivía en Ocampo con mi tío Moisés Olalde, era papá de Moisés el chico que después se casó con Balbina Velázquez que vive allá en Juárez, por eso había mucha gente que pertenecía aquí. Sí hay mucha historia.
Pues le decía del templo que al señor Mora la gente lo tenía como comunista, porque él decía: "Miren, estando unidos, como una escoba de popotes (que ahora ya no se usan, pero los popotes eran pastos, una escoba la componían como unos cien); un popote quiébrenlo y se quiebra fácil, pero ya estando la escoba a ver quiébrenlo…" Entonces nos empezó a juntar y nos reuníamos en un cuarto que tenía mi abuelo Cecilio, el papá de mi mamá, y esa casa, no sé qué tenía, pero en esa casa allí vivieron sus papás de mi abuelo y sus tíos, por eso le decía que entre la familia Valle salió un Sacerdote que yo no lo conocí. Lo conocí porque mi abuela Nacha, allá donde nos quedábamos en Comonfort, tenía una foto del señor cura y decía que este es el señor cura Valle y el señor cura Valle esto y aquello. Pues como en aquel tiempo pertenecíamos a Morelia, este señor se ordenó y se fue por allá en otros pueblos y dicen que a los veinte años vino, lo nombraron cura de Comonfort, o no sé, sería nada más vicario, pero vino y en aquel tiempo ya ve que había gendarmes o serenos y el sereno anunciaba la hora. Dicen que había un gendarme que le tocaba esa región del templo de San Francisco, cuando estaba el mercado (o a lo mejor todavía no estaba el mercado porque después lo hizo Melchor Ortega), entonces dicen que este centinela, miraba que salía, por ejemplo, de acá donde vive, donde tiene su papelería el profesor Indalecio, dicen que ahí eran los corrales de Juan Rocha y que de por ahí salía un catrín, que salía a media noche y se iba caminando hacia el templo y se metía a la parroquia. Entonces dicen que ese centinela le platicó al señor cura Valle que le dijo que pues él miraba eso y que le dijo el señor cura Valle que si lo acompañaba e iban a verlo y dice que estuvieron tanteándolo hasta que fueron las doce de la noche; entonces salió el catrín (en aquel entonces les decían catrines a los que traían traje. Porque nomás los catrines traían traje, nosotros no), dicen que salió como siempre, se metió al templo, se abrió la puerta y se metió y que ahí van detrás de él, que se mete el señor cura y al meterse el señor cura, se cierra la puerta y no se mete el centinela. O sea que nomás entró el señor cura y el centinela no entró y ya después dice que de rato, de mucho rato, salió el señor cura, pero ya salió como sonámbulo, como que ya no era él y no sé bien la historia, eso es lo que yo sé y según dicen que de eso murió.
Y ahorita el otro padre que yo le decía es hijo del difunto José, Arturo valle, es mi sobrino, pero como retirado, porque su abuela de ese padre era prima hermana de mi mamá.
Volviendo a Erasto, hubo esos tres encargados que duraban 10 años, entonces cuando nos reuníamos decían: "Dónde les gusta ir?" Y decíamos: "pues vamos ahora de pesca". Y nos íbamos porque había mucho pescado aquí en el río. Era de otra clase de pescado; en aquel entonces nada más había el que conocíamos por el liso y el pinto; nomás esas dos clases había. Nos íbamos de pesca y por allá hacíamos una ollota y comíamos y todo. Y otra vez: "Pues vámonos de cacería". Y nos íbamos al cerro, allá arriba, a los venados y una vez: que ¿dónde vamos?, "vamos a comer al tanque al cerro". Esa vez estábamos comiendo cuando dice: bueno ahorita le digo que dice, porque era el líder, y era el líder porque nos metió de cada y que había elecciones él era el que acomodaba la mesa directiva: "Tú te vas de presidente, tú de secretario, de escrutador" y total que de allí para adelante entrábamos en la casilla, nomás nos cambiaban que de secretario a escrutador o presidente, pero éramos los mismos y en ese tiempo, como decían, sí era cierto que votaban los muertos, porque le voy a platicar esto: Formaba nuestra directiva, poníamos nuestra mesa allí esperando, eran las doce nadie iba a votar, porque como ya decían "eran los mismos", en ese entonces nada más se dividía, era el solo PRI, nada más que se dividía, a veces le tocaba uno de la CNC que era de los campesinos y cuando era de la CNC nos ponían la mesa en la escuela de Orduña de Arriba con los ejidatarios y cuando tocaba de la CNOC era cuando nos tocaba a nosotros y la poníamos para acá donde está la telesecundaria, aquí más cerquita. Entonces, como le decía, ya siendo las doce: "pues no ha llegado nadie, se nos va a hacer tarde, no, pues vamos a empezar a votar, uno que vaya buscando los nombres otro que vaya cruzándolas" y dice: "Fulano de tal, pues votó", ya le cruzaban y va al ánfora, y luego dice: "fulano de tal, no 'pos ese ya se murió", "también votó". Por eso le digo que sí era cierto de que votaban los muertos, porque no había ningún representante de otros partidos era el mismo PRI.
Entonces esa vez, estando acá en ese cerro dijo: "Ya van a hacer cambio de encargado del templo, al templo todo el tiempo van unas sesenta personas nosotros somos veinte si llevamos veinte viejas son cuarenta votos, les ganamos a cualquiera, por eso vamos a sacar de aquí el que sea el encargado del templo". Y así dijimos: no 'pos que Pancho Valdelamar, como el que llame las campanas, como sacristán, no pues me nombraron a mí. Ya quedamos los dos y en ese entonces estaba el cura Francisco Nambo que era el cura de aquí de Comonfort y entonces ya fuimos y vino a misa y le dijeron que iban a cambiar de encargado, nos fuimos a votos y lejos le ganamos al contrincante y ¿sabe cuál era el pleito entre nosotros? era mi misma familia; como nosotros aquel era el líder y todos íbamos por el PRI, aquel otro era sinarquista, pero no había partido, no había nada, entonces este señor puso su encargado pero le ganamos fácil y entonces quedamos de encargados nosotros del templo. Pero a los quince días que vino el señor cura dijo: "Saben qué, que vamos a volver a votar porque me fueron a avisar que no estaba toda la gente del rancho". Pero eran los otros que no estaban de acuerdo; volvimos a votar y que volvimos a quedar los mismos, entonces yo le dije al señor cura (yo en ese tiempo tenía unos tres años de casado): "Sabe qué, señor cura, usted dijo que los nombramientos eran nulos, entonces yo ya no le entro". Y el que quedó en mi lugar fue mi hermano Moisés, uno más chico y ya quedaron de encargados, estuvieron ahí.