Chamacuero, Gto.
(También llamado Comonfort, Gto.)
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SITIOS Y DETALLES
Aquí están algunos edificios o detalles de éstos. También hay objetos y elementos que de tan comunes podrían haber sido fotografiados en cualquier parte pero, créanme, todos provienen del territorio chamacuerense.
 
DANZANTES Y OTROS
Les llamo Danzantes y otros porque en esta sección la mayor parte de las fotografías son de danzantes, pero hay también de personas que desfilan por alguna festividad cívica o quienes participan en alguna procesión. Lo que todos los participantes tienen en común es que están ataviados con alguna indumentaria en particular, sin embargo las imágenes, lejos de destacar la indumentaria, se concentran en los rostros y las expresiones.  Como es de imaginarse. ninguno de quienes aquí figuran me autorizó a retratarles y —menos aún— a figurar en esta página; si esto les desagrada no tienen más que hacérmelo saber para retirar la imágen. Por el momento el modo de contacto es el correo electrónico chamacueromexico@gmail.com.  Por el contrario, si les hubiese gustado su foto, con muchísimo gusto les envío el archivo electrónico en la resolución original, para que se manden imprimir una fotografía de gran formato, o les obsequio una imagen ya impresa, para tal efecto el modo de contacto es el mismo.




























Paisajes


Fotografías
PAISAJES

Estas fotografías no están aquí por que yo considere que son una obra de arte cada una de ellas, ni siquiera porque las considere buenas fotografías, las incluyo porque siento que transmiten muchas cosas, desde la evidente información documental que proporcionan, hasta lo que puedan despertar en cada espectador. Aunque prácticamente todas las imágenes son de mi autoría, toda colaboración será bienvenida. En las secciones previas hablamos de muchos temas y en la mayoría de ellos hay un buen número de imágenes. En esta sección, las imágenes no ilustran un tema específico, están aquí por sí mismas. Este apartado, que he llamado paisajes, contiene imágenes de espacios abiertos, en muchos lugares de nuestro municipio.



























GENTE

Creo que a ninguna de las personas que aquí figuran les pedí que posaran para una foto, la mayoría no supo que eran fotografiados y espero que no les moleste estar en esta página. Pero si así fuera no tienen más que hacérmelo saber para retirar sus imágenes. Si bien todos los presentes son personas honorables —y a algunos les aprecio y admiro en particular—, aquí sólo mostramos sus fotografías; en otras secciones de esta misma página hablamos o hablaremos de su trabajo o de su vida.





































Gente


Sitios y detalles


Danzantes y otros

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(Tenemos un montón)



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Conversaciones, con
don Javier Mota Hernández

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Fotografía de Lázaro Cárdenas (y otras fotos antiguas)
En la anterior actualización de este espacio electrónico publicamos parte de un largo legajo en donde se manifiesta la disputa por los límites de dos propiedades. Como es muy largo el documento en esta ocasión publicamos una segunda parte. 

La primera sección se puede leer aquí:

El problema planteado anteriormente se resume en que Francisco Calderón, propietario de Las Tinajas, invadió las tierras limítrofes de la hacienda de San Pedro, corriendo a los trabajadores de dicha labor e impidiéndoles sembrar en dichas tierras. La hacienda invadida es propiedad del Santuario de la Santa Cruz de la ciudad de Celaya y en tal virtud su administrador hace el reclamo correspondiente que, para la altura de este documento, ya ha sido planteado y se cita a Francisco Calderón, el documento de citación es el siguiente:

 
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El célebre mapa
del siglo XVI
Litigio de tierras
en 1728 (parte dos)
Tejidos de lana
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El célebre mapa del siglo XVI
Litigio de tierras en 1728 parte dos
Fotografía de Lázaro
Cárdenas
Contra lo planteado, y como siempre en un conflicto no hay una verdad absoluta, Francisco Calderón argumenta que él ha reclamado la posesión legal de las tierras en disputa y que todavía le falta más de lo que ha invadido y se encuentra en ese proceso.

También nos dice que el administrador del Santuario de la Santa Cruz es protegido de un canónigo de Valladolid (hoy Morelia) llamado Carlos Jiménez de Mondragón a quien, al margen de esta opinión, trascendió envuelto en algunas controversias no muy honorables. Aún así el Juez de Comisión no hizo comentario al respecto en este apartado, pero en los siguientes dos documentos nos dice:
Es decir que, con bastante buen juicio y, pese a los legajos presentados, expresa que no ha sido comisionado para atender los asuntos de Francisco Sánchez Calderón, pudiendo este proceder a las demandas que considere y como considere.  Y así se lo hacen saber.

Después comienzan a recibir los testimonios de los testigos de Jacinto Valdez, quien reclama, a nombre del Santuario de la Santa Cruz las tierras de que han sido despojados. Los testigos son seis y lo que van expresando es muy similar, no solo en los conceptos sino en la forma de expresarlos. Esto puede deberse a que todos respondían a un mismo cuestionario y en la transcripción se sintetizaron dichos testimonios.

El primer testigo nos dice:



Tejidos de Lana

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Hace más de cuarenta años, el señor Benjamín Nolasco conoció el arte de hacer tapetes de lana, tejidos. Su futura esposa laboraba en un taller, en la ciudad de San Miguel Allende, en donde, entre otras, se realizaba esta actividad. Al contraer matrimonio los propietarios del taller lo invitaron a trabajar con ellos; aunque no conocía tal actividad, entender lo suficiente como para realizar los tejidos le llevó un mes y, viendo la demanda que había en ese momento de los tejidos de lana, su esposa le sugirió que pusieran su propio taller.

Coincidentemente un señor de Dolores Hidalgo había acudido a tratar de vender unos telares en el taller donde trabajaban, pero ante la negativa dejó dicho, por si cambiaban de opinión, que vivía cerca de la central de Dolores. Con esa escasa información dieron con él y les mostró unos telares bastante antiguos y con algunas piezas casi apolilladas. Los compraron, los llevaron a su domicilio, los armaron y les cambiaron las piezas que parecían más deterioradas. Una vez armados dilataron cerca de quince días en disponer todo para iniciar una pieza tejida (hoy en día esto le demora unas dos horas).  Como quiera que sea salieron las primeras piezas, un poco lejanas a la calidad que alcanzarían poco después, pero empezaron a generar existencias de su mercancía.

Cuando ya tenían una cierta cantidad de tapetes de diferentes tamaños y diseños, se dirigieron a la ciudad de Guanajuato, para tratar de venderlos por las calles de la ciudad.  Para cuando, bastante desanimados, planeaban su regreso a Comonfort, cerca del Mercado Hidalgo una persona les compró un tapete y les dio una valiosa recomendación:

"Vayan a Tlaquepaque, Jalisco, ahí van a poder vender mucho más que aquí en Guanajuato".

Así lo hicieron, aunque no conocían aquella ciudad; vendieron más que en Guanajuato. Al día siguiente, por la mañana, se les acercó un muchacho con modales muy afeminados y vestimenta muy femenina, les preguntó si habían vendido en algún establecimiento, como le indicaron que no los llevó con su patrón. Era un señor de origen canadiense y éste, que tenía un pequeño local donde había para venta unas cuatro o cinco piezas similares, les preguntó el precio y, al conocerlo, de manera inesperada les dijo:

"Trato hecho, déjenme todo lo que traigan, se me regresan ahorita y cuando tengan más me los traen". 

Ya con tan buen acomodo de sus productos fueron a surtirse de lana a Zacatecas y comenzaron a producir más tapetes. Como lo había ofrecido, el canadiense les compró todo lo que llevaron durante muchos años, esta relación de trabajo también fue benéfica para él, porque inicialmente compraba a los fabricantes de San Miguel Allende que siempre han sido más caros que sus competidores. Al cabo de un tiempo ya no tenía un pequeño local sino un par de mucho mayor tamaño donde también ofrecía artesanías de otro tipo y otras regiones del país.

Esta relación comercial se prolongó por décadas, en algunos momentos de los años noventa, el señor Nolasco tenía varios telares y varios trabajadores produciendo regularmente.

 
Me gustaron mis fotos otra vez
Hace cinco años, en 2019, motivado por la novedad de haber conseguido un equipo fotográfico mejor al que usualmente utilizaba, publiqué lo que llame, pomposamente, Edición especial de fotografías, con imágenes de la Fiesta de Nuestra Señora de Los Remedios de aquel año. Este año, y no significa que repita el ejercicio cada lustro, las fotos obtenidas me gustaron, (aunque siempre me gustan) lo suficiente para publicar una gran cantidad y en un formato más grande. Como el concepto es similar, bien podemos llamarla la segunda edición especial, ola edición especial de 2024.
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Conversaciones, con don Javier Mota Hernández

En más de una ocasión he requerido los servicios del señor Javier Mota, ya sea cambiando o reparando alguna llanta o acudiendo hasta donde se quedó el vehículo a efectuar la reparación. En cada una de esas ocasiones la breve charla que se traslapaba con la compostura me daba destellos de la enorme experiencia acumulada y el conocimiento que de nuestra gente y nuestras historias atesora el señor Javier.  Cuando hace unas semanas me atendió un joven, casi adolescente, y luego de un rato me enteré que era bisnieto de don Javier, decidí solicitarle una conversación, sin saber, como nunca sé, si la idea le agradaría o no.   Como si se hubiera anticipado a mis intenciones, la llanta delantera de mi vehículo se manifestó desinflada un sábado por la mañana, para mi fortuna me atendió don Javier mismo y al día siguiente por la tarde me platicó lo siguiente:

Yo nací aquí en Comonfort, el 4 de agosto de 1945, en la casa que vivíamos, porque mi mamá era muy humilde, rentábamos a pesar de que mis abuelos tenían sus tierras, tenían huertas, pero usted sabe que es de: "Ya creciste, tú verás cómo le haces". Los papás de mis papás, igual que la mamá de mi mamá. La mamá de mi mamá trabajaba los derivados de la leche; me cuentan que les hacía la cajeta, los chiclosos…y todo eso a La Soberana, que está en Celaya. Tenía como unas sesenta setenta vecinas de empleadas, una de ellas era mi mamá. Pero llegó el momento que, como todo lo que empieza acaba, mi abuelita se enfermó cuando se hizo mayor. 

Mi mamá fue la más humilde porque se casó con un indito -como decían antes-; ella disque era "de razón" y papá indito de la Calle Nueva. Por eso anduvimos batallando, rentando; nos corrían de aquí, nos corrían de allá. A final de cuentas mi abuelito le puso a mi mamá su negocio de productos de la leche. Con trescientos pesos, para empezar, fue como inició su propio negocio. Le tocó tan buena suerte, que fue su fama de aquí en Comonfort que llegó hasta México, al mercado de la Merced y otros lugares de allá.  De ahí le dio por criar animales porque era mucho la cuestión del suero y todo eso, entonces llegó su fama, de la crianza de los animales, hasta Matamoros, de allá venían a comprarle sus cochinitos, sus puercos. Incluso trabajaban con ella sobrinos suyos, ellos estudiaban en el tecnológico en Celaya y uno concursó, pero con los animales de mi mamá y ganó. Claro que él se llevó el mérito.

Mi mamá se llamaba María del Carmen Hernández Olalde. Mi papá se llamaba Andrés Mota Laguna. A final de cuentas, en el trabajo mi papá se apegó a mi mamá, se ajustó a ayudarle.  En esos tiempos, incluso yo iba a traer leche, a conseguir leche para mi mamá, hasta que fui a la escuela. Así nos criamos, todos estudiaron menos yo, pero a mí me programaron para el trabajo, como una computadora y no me pesa, como si no me cansara, siempre me gustó el trabajo y el deporte. Yo quise ser enfermero, pero no hubo modo. Yo nada más estudié la primaria y eso, con trabajos y ya viejo porque me salía a medio año. Incluso a mí me trasquilaron algunas veces, porque mi mamá no tenía para el pelo, para cortarme el pelo, y me trasquilaban, me daba coraje y yo quería arrastrar a la maestra, porque eran unas humillaciones… y los demás riéndose.  Y mi mamá, ya ni me quiero acordar, pero lloraba porque me veía todo trasquilado.

Fuimos tres hermanos, dos más chicos que yo y mis hermanas tres.  Mi hermano Jaime fue licenciado, él hizo los trámites para la carretera que va para Querétaro, estuvo en lo último de los trámites. Tenía buenas ideas, se ingresaron varios proyectos, algunos se llevaron a cabo y otros no.

Otra vez me gustaron
mis fotos
Y como yo digo, ya habrá otros mejores, pero yo fui el primero, el primer negocio de Talachas (vulcanizadora) del pueblo fue el mío.
Yo estuve con el señor Guillermo, como le dije, cuando estaba en el Jardín, en el lado norte y cuando se fueron a donde está la gasolinera actualmente, en la esquina de la calle Guerrero. Pero tuve, no un problema, pero alguien que trabajó con él dijo que faltaba dinero, una cantidad enorme que, para que faltara tanto, tendría que no haber una gota de gasolina en el tanque.  Como este señor era pariente pues no le iba a ganar y me retiré.

Cuando yo me instalé en la esquina de Guerrero y magisterio, apenas andaba en casarme, porque no tenía la edad, e incluso yo iba a entrar en Ferrocarriles, metí mis papeles pero me salí a la Fregada (con perdón de la expresión) porque me llegó mi tira, como yo le decía a la tira para cobrar: el cheque y ahí empezaron los "compas", que si les invitaba un pulque, mi suegra me encargaba ir a cobrar y una vez me faltaron tres pesos, lo que les había invitado, y me mandaron "lejecitos". Me dije si esto es el primer día, hasta cuando me va a estar contando, como sabe que tengo mi pago.

Mi mamá me decía que mi futura esposa estaba acostumbrada a mejores cosas; mi suegro era maquinista, ganaba ochenta pesos (diarios), yo ganaba cinco pesos diarios: treinta a la semana, cuándo le ganaba y me daba unas agandalladas. Entonces le pregunté a mi mamá que si me dejaba poner mi negocio y me dio permiso, pero faltaba la herramienta. Yo no sabía ni dónde comprar las llaves y me fui a México; allá pura transa, nomás pintaban las herramientas. En fin, un relajo. Pero mi mamá me dio trescientos pesos para la herramienta, con eso empecé. Pero yo no conocía todas las llaves. Entonces, cuando no tenía una llave les pedía la tuerca prestada e iba con el papá de Sebastián Balderas; él era herrero, tenía su fragua e iba yo a Escobedo con la tuerca a que me hiciera la llave. Así fue como empecé, esto data de los años sesenta.

Como en Celaya no vendían todo lo referente a las talachas me fui a México, sin saber ni por donde habría una tienda de esto y no sé, el Señor me ha querido tanto que me fui y di con un lugar que vendía todo eso. Al rato iba con mucha frecuencia. Ya como al año teníamos cierta familiaridad y me dijeron: "Usted ya se hizo cliente, ¿cuántos trabajan con usted?" "No pues yo sólo, nada más mi señora me ayuda" Y el señor de la tienda se quedó como parando las orejas y me dijo: " No le pregunté antes, pero tal vez su señora, o una señora de Toluca, es la primera mujer que realiza este trabajo en todo México, así que si no es la primera es la segunda".
Una vez se enfermó una de mis hijas, estaba chiquita, y dijimos: "Báilale a la virgen de Los Remedios, a ver si se alivia la niña". Sí le bailaron y ahí le iniciamos. Empezamos a bailar con un señor de ahí de Los Remedios, él era el jefe y año con año, como me daba tristeza las condiciones de los trajes, les compraba sus mocasines y plumas al grupito. Era de Danza Azteca, pero empezó la mala voluntad porque luego me hablaban a mí más que a él. Entonces ya empezó a que le caí gordo y a nosotros nos mandaron al canijo para decirlo pronto.

¿Y ahora?, dijimos, ¿qué vamos a hacer? Pues ahora nosotros solitos, sin saber nada y como mis hijas iba a bailar, veían cómo se pide un permiso, como se hacen todos los ritos, entonces medio malhecho, pero aprendieron. Y pues como yo quería ver bonitas a mis muchachas, empezamos, seguimos y ya cuando vimos conocimos en esas andanzas a varios grupos y a varios artistas. Tuvimos la satisfacción de estar con infinidad de artistas, con Rigo Tovar y muchos incluso de los que han venido aquí a Comonfort: Los Ángeles, Nuevo México, llegaron aquí. Incluso cuando estaba la discusión de que estábamos dentro de los mejores ocho grupos, a nivel nacional, me dijeron que si había forma de que aquí el pueblo hiciera una competencia, para decidirlo. Desgraciadamente yo no tuve dinero ni tuve lugar, En ese entonces (ya ni me quiero acordar, porque me da coraje) estaba Doro, isidro, le dije y me dijo: "No hay presupuesto, no tenemos de dónde." Yo le dije que al hacer eso el pueblo iba a agarrar difusión en las demás fiestas, porque yo me di cuenta que, incluso en Tequisquiapan, llegaba Televisa, el Bacardí y toda esa bola de vinos hacían presencia y apoyaban, pero no, pensé: "De lo que te perdiste".

Y nunca el pueblo ha dado un apoyo. Desafortunadamente, esa es la razón. Ni los sacerdotes han apoyado. Una vez el padre, en paz descanse, el del pelo blanco… Salvador, nos sacó a la fregada. Una vez también pedí en la escuela permiso de quedarnos, a las doce de la noche, el director nos sacó a la fregada, con todo y niños y lloviendo, en la noche, nos habían dado permiso de quedarnos ahí y luego a las doce que ya no se podía y nos sacó a la fregada. El señor cura también nos mandó a la fregada… varias veces, nunca tuvimos apoyo. El padre Paz, muy buena gente, me decía: "Mira, el señor obispo anda entrado ahorita en la política…"  Entonces nos dimos cuenta que la mera verdad no había apoyo y peor, mis hijas perdieron la fe…  no el gusto por bailar, la fe, porque algunos sacerdotes, entre ellos uno que se llamaba Guadalupe, les levantaban el cendal y me mandaban decir: "Mándeme dos o tres muchachas para allá" y esto lo pretendieron muchas veces. Recorríamos setenta y tantos lugares bailando al año, ¿qué y qué no vieron?  Un hijo y dos nietas se convirtieron a los Testigos de Jehová, de ver semejantes conductas.

Nosotros empezamos a separarnos, a hacer otro grupo, porque el padre José, que en paz descanse, que era de Guadalajara, cuando estaba el padre Salvador, me dijo, así con esas palabras: "Oye, cabrón, andas ahí de candil de la calle y oscuridad de tu casa, y aquí a San Francisco ni quien lo venere, ni quien le baile". Pero de todos modos nos mandaron al carajo, el padre nos apagó la luz, la presidencia nos apagó la luz y ahí andamos en la noche (tenemos las fotos).

Pero seguimos y tenemos un papel de que fuimos la primera danza en iniciar la festividad a San Francisco de Asís. Tuvimos la suerte y la dicha de que invité a todos los grupos de la Fiesta de los Remedios y gracias a Dios bajaron, pero como coincide la fiesta de San Francisco con el Cervantino en Guanajuato, Isidro y su gente metieron todos esos como eventos del Cervantino para el pueblo y que nos habían pagado. Se enteraron todas las danzas, y todos dijeron: "Pues vayan a quién sabe qué", el sr Cura les había dicho que hicieran Parandes. Los hicieron, pero le dijeron: "Es que son babosadas, señor Cura". Y nos dijo: "Ya me voy". Estaba esperando al padre de Soria para irse a Acapulco. Pero el Pan yo lo vi que estaba en los claustros, hacia el lado de su casa estaba como un salón, al salir de la casa para la calle ahí estaba el tiradero de pan de los que iban a ser Parandes. No saben lo feo que se siente, aunque sean sacerdotes, Dios me perdone.

El grupo lo conformaban mis hijas y otras personas que se integraban con nosotros, a muchos lugares íbamos nosotros, por decir a Guadalajara y luego ellos venían para acá. Juntamos una vez como cuatrocientas personas y éramos los mejor vestidos.  Hicimos una vez el recorrido, la procesión aquí en el pueblo. Esa vez yo saqué a mi muchacho de San Francisco, estaba delgadillo; se quedaba tonta la gente, sorprendida.

Muchas veces, cuando íbamos a México, a la Virgen, se acercan muchos periodistas y le hacen a uno unas preguntas, a ver si de veras sabe o no. Me preguntó acerca de la Virgen, si la encontraron en un Maguey y yo le contesté que fue en realidad en un Cazahuate y así preguntaban, me preguntó uno: "Y, ¿por qué son Metlapil?" (Porque ese era el nombre: "Grupo de Danza Azteca Metlapil") (hijo de la Piedra, hijo de artesano) Porque yo siempre quise escoger bien el nombre, porque a mi me podrían preguntar:  "¿Qué significa esto y qué significa esto otro?¿Qué significan las tres partes del traje? ¿Qué significa el baile?".  Pues nos tienen qué hacer preguntas.

Yo una vez lo escuché a usted hablando de aquí de Comonfort, por qué es Comonfort o Chamacuero. También, por supuesto, me gustaba a escuchar al padre Agustín, Yo le buscaba mucho para el nombre del grupo porque quería algo auténtico para identificarnos. Entonces me acercaba también, le preguntaba al maestro Plácido: "¿Qué buen nombre puedo ponerle al grupo?". Me contestaba: "¿Pues léele?", antes, como no había computadora era más difícil. De tanto que le insistí me ayudó un poco, era muy vivo, lo hacía a propósito porque hay que quemarse uno las pestañas. El chiste es buscarle. Fue cuando encontramos "Metlapiles" y tenemos nosotros nuestro logotipo, un molcajete: Danza Azteca Metlapiles, Comonfort, Guanajuato, México. 

También nos preguntaban sobre el templo, que cuando se inició. Yo he leído en que año se inició el templo y quienes fueron los sacerdotes que lo iniciaron, que predicaron la primera misa, es bonito todo eso es como una terapia.  Yo antes sí tomaba, pero todo esto hasta me alejó del alcohol. Cuando asistía en México o en otras ciudades a las fiestas grande siempre agandallaba en llamar la atención, se quedaba bien tonta la gente. Una vez me llevé un águila disecada, cuando ya prohibieron el águila con la serpiente, yo traía la serpiente, pero no en el pico del águila sino en mi boca y me dijeron que estaba prohibido. "No", les dije, "no la trae el águila, la traigo yo". "Y, ¿qué significa?" "Los historiadores dicen que metieron a nuestros antecesores en un islote, a sabiendas que ahí había muchos animales que iban a acabar con ellos, sin darse cuenta que fueron más inteligentes nuestros antecesores, pues se dieron cuenta qué animales había y qué uso se les daba, que la cascabel servía para ciertos usos medicinales y los demás también". Yo me acuerdo que tuve que estar leyendo sobre eso y se quedaron asombrados y no me pusieron multa ni nada. Si la trajera el águila sí, pero la traía yo.
En otra ocasión llevé una cabeza de jabalí y yo adentro, tengo una cabeza de venado, tengo uno que se ganó el concurso, cuando Pepe Sánchez hizo el concurso de danzas, me regalaron un penacho, está muy bonito y así como que causamos muchas envidias.

En otra ocasión pasó el Príncipe Azteca, todos se levantaban, como cuando va el presidente o va el gobernador, van muchos acompañantes, yo estaba sentado y me dijeron: "Levántese porque ahí está el jefe". Yo no me levanté y llegó donde estaba yo y me dijo: "¿Qué tal, compadre?, ¿qué tal?" De su bola de achichincles, uno me dijo: "Él compone alabanzas y cantos, es el jodón". Y les dije: "Ah, yo compongo rete hartas y no digo nada". Y soltaron la risa todos, hasta el príncipe Azteca se rio.  Y es que a mí no me gusta que me eleven, o que nunca me han elevado.

El señor Francisco Leal, como ya había hecho anteriormente, me compartió una imagen muy singular. Singular porque es una fotografía antigua de nuestro municipio, singular porque en ella figura el General Lázaro Cárdenas del Río.

Pese al deterioro de la imagen, el genera Cárdenas es claramente reconocible,  no por el momento el resto de personas que figuran en la imagen.  Las letras rojas en la parte superior hacen suponer que son un añadido y, por lo mismo, que puede cuestionarse la veracidad de lo que afirman, o de lo que alcanzamos a percibir de lo que afirman:

... del General Lázaro Cárdenas ...   ... CNC... Gto... ... aparecen los señores Vicente...  ...José Hernández García.. ... Y Jesús Leal.

Y ese último nombre, Jesús Leal, que se mantiene incolumne ante la degradación de la humedad, es el que me parece que da credibilidad a la idea de que esta foto fue tomanda en Comonfort, pues concluyo que es el tercero a la izquierda de los que aparecen sentados, Jesús Leal Franco fue presidente municipal de Comonfort diez años después, de 1948 a 1949. La imagen, necesariamente está tomada, al margen del lugar en que esto haya sucedido, entre 1934 y 1940.  Una fotografía que habíamos publicado antes esta fechada en 1939 y habla de una Asamblea celebrada en La Palama, Comonfort, Gto.  El personaje central de dicha imagen, el que está detrás de unos expedientes  se parece bastante al segundo a la derecha después del general Cárdenas. vuelvo a colocar la imagen de la Asamblea. Finalmente es fama que el Gral. Cárdenas recorría con frecuencia todos los rincones del país.
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Creo que don Jacinto Valdez supo seleccionar muy bien a sus testigos, no se trata de personas que hable de buena fe sino de quienes por diferentes razones podían demostrar la razón de su demanda. Todos los testigos dirán que el sitio "Las Tinajas", Propiedad de Francisco Sánchez Calderón y la Hacienda de "San Pedro" han estado divididos desde siempre por un "camino o vereda" que va de oriente a poniente, arrimado al cerrito de Juan Nicolás.  Adicional a esto el primer testigo fue administrador de las tres haciendas del Santuario de la Santa Cruz, cuando las arrendaba Lucila Pascuala, por lo que conocía el límite de estas propiedades. Todavía más, el testigo acudió a la Ciudad de México, quince años antes, a presentar queja ante la Real Audiencia, porque ya desde entonces Calderón intentaba apropiarse de terrenos fuera de su límite y molestaba a los trabajadores de la hacienda de San Pedro.

El segundo testigo también fue administrador de la Hacienda de San Pedro para Lucila Pascuala, al año siguiente y le entregó una Real Provisión para que le restituyeran las tierras ocupadas por Calderón y este último se vio obligado a pagar noventa pesos por dicha ocupación

El tercer testigo no fue administrador de las haciendas sino Arrendador de las mismas y sufrió el intento de despojo de parte de Calderón. aunque solo consiguieron quitarle un "anconcillo", mismo del que ya no pudo disponer.
El cuarto testigo no fue administrador ni arrendador, sino que acudió como testigo de asistencia del teniente del pueblo, don Pedro de Neve (que ya ha figurado por estos documentos), quien precisamente acudió al celebre camino o vereda a indicar al mayordomo de Calderón que no pasase de ese límite, pero no hizo mucho caso.
Existe un célebre mapa -célebre para quienes nos interesamos por la historia de Chamacuero y de la región circundante- que se encuentra archivado en la Ciudad de Madrid, concretamente en la Real Academia de Historia.  Evidentemente es la imagen que encabeza este artículo y está disponible, en línea y en un archivo de bastante resolución, a través de la página de dicha institución. El mapa, confeccionado en cuatro partes unidas, mide ochenta y tres cm de ancho por sesenta y uno de altura, esta dimensión facilitó la inclusión de la gran cantidad de detalles que presenta.

Al margen de su importancia histórica y del conocimiento geográfico y demográfico histórico, el colorido del mapa y la buena hechura de sus ilustraciones lo hacen visualmente atractivo. Digamos que es un mapa hermoso, a quien tenga un gran aprecio por la información que alberga, le tentará imprimir una reproducción en su tamaño original, enmarcarla y colgarla en el muro que mayores honores ostente en su oficina, o en su casa.

Como es de imaginarse, los especialistas han realizado análisis muy minuciosos sobre las características físicas del mapa: el tipo de papel con que está confeccionado, la forma en que está unido, de la información que presenta en su otra cara, las técnicas pictóricas, etc. También de la historia de su hechura y su periplo hasta su actual ubicación.  Aun Siendo esta materia tan interesante, nosotros nos concretaremos a lo más evidente, no por ello menos interesante: lo que el mapa ilustra en sí.

El mapa muestra una región del estado de Guanajuato que tendría como límites contemporáneos:  Al sur nuestra población de Chamacuero (Comonfort), al norte la ciudad de San Felipe, al Oriente la ciudad de San Miguel y al occidente la ciudad de Guanajuato.  En realidad, hacia los cuatro rumbos el mapa se extiende un poco más, pero al citar estas referencias pretendemos dar una idea general de la zona que abarca.

Si resaltamos en el mapa las ciudades más reconocibles hoy en día, podemos compararlo con una imagen similar de un mapa moderno.   Pese a que las distancias y las ubicaciones de estos puntos no son precisas, creo que lo plasmado es bastante precisa o, al menos, no presenta contradicciones evidentes, pese a los recursos disponibles en la época.
Si observamos, en un mapa actual, la ubicación de las Ciudades de San Felipe, San Miguel de Allende y Chamacuero (Comonfort) y la comparamos con su ubicación en el célebre mapa,  donde coloqué esos groseros puntos rojos y los mismos textos con los nombres contemporáneos, veremos que San Felipe se localiza a cierta distancia sobre la margen izquierda del Río Laja, San Miguel Allende, a cierta distancia sobre la margen izquierda y Chamacuero en la margen izquierda, pero ese sí pegadito. La indicación de la ciudad de Dolores Hidalgo es sólo para referencia, en el mapa antiguo sólo hay una leyenda que indica: Todas las casas que están ribera de este Río son para estancias de vacas y algunas labranzas.
Primeramente, la población se indica con su nombre: San Francisco Chamacuero y una imagen donde parece ilustrarse un templo. El nombre: San Francisco, añadido, a la denominación indígena original: Chamacuero. Esto, aunque parece obvio y ya sabido, nos indica que para 1579 ya se denominaba con ese nombre "completo" nuestra población. La imagen que acompaña el texto da a pensar en un templo, indicando la presencia de los frailes, pues no necesariamente se quiere indicar que estaba construida una edificación. Haciendo uso del significado correcto, la imagen nos habla más de una iglesia que de un templo:
En la imagen que está río arriba se indican algunas casas, que representan núcleos incipientes de población o estancias, entendiendo estas como lugares donde se privilegiaba la actividad productiva (ganadería o agricultura en este caso) por encima de los espacios habitables que, de cualquier forma, eran indispensables.  Esto cobra mucho sentido si recordamos que el poblamiento europeo de nuestro municipio comenzó a darse a partir del otorgamiento de "Mercedes de tierras" para estancias de ganado y cultivos, primeramente hacia las zonas ribereñas, aguas arriba de "San Francisco Chamacuero".

En este segmento se ilustran dos caminos, como todos en el mapa, en color rojo, el del lado derecho dice "Camino de San Miguel a Chamacuero y Apaseo".  Llama la atención que no se mencione Celaya, que ya desde aquellos tiempos era una ciudad más grande y aparentemente más cercana.  Si observamos un mapa contemporáneo podemos observar que, en sentido estricto si se quiere ir a la ciudad de México desde Chamacuero, tiene más lógica dirigirse a Apaseo y de ahí a Querétaro, etc. que ir a Celaya. Ahora bien, la prueba de que existía un camino "directo" de Chamacuero a Apaseo nos la da este, precisamente este mapa.

La segunda leyenda, la del lado izquierda dice: Camino de San Miguel a Sala____ y Mechoacán.  La palabra Sala está interrumpida por el trazo del río, evidentemente las crecientes se llevaron las letras, pero me atrevo a decir que decía Salamanca, entre otras cosas porque desde Neutla se puede pasar a Juventino Rosas y de ahí a Salamanca, ruta más probable, también, para seguir a Morelia, pero… en ese entonces toda, o casi toda la región que aparece en el mapa era parte de Michoacán y así fue hasta varios siglos después. O, ¿querrían decir que por ese camino se llegaba a los lugares más michoacanos de Michoacán?

Como comentario aparte, aunque "oficialmente" Salamanca se fundó hasta 1603, bien pudo conocerse con ese nombre años antes de su fundación formal.
También es conveniente decir que los telares de formato mayor a 2.50 de ancho (aunque el largo puede ser cualquiera) deben hacerse en dos partes, mismas que se unen cosiéndolos con mucha precisión para que dicha unión sea imperceptible.

Ahora bien, ¿cómo se hace un tapete de lana?   Ya dijimos que la lana, la que sala de la oveja se carda, se estira se lava y se termina convirtiendo en un hilo de cierto grosor. Para otros usos y para tejer prendas de vestir el grosor del hilo es mucho menor. 

El proceso, evidentemente se inicia trasquilando las ovejas, los borregos, o como se le quiera llamar al animal que tiene lana en su pelaje. Este material se empaca en costales, en algún momento, en las rancherías cercanas a San Miguel las personas que tenían ovejas la tiraban, no le daban un uso. De vez en cuando venía gente del estado de México y la compraba o en Doctor Mora, pero hacían lana muy delgada para gabanes o cobijas

Después de trasquilarla se mete a un "sacudidor" o se lava primero en unos canastos grandes en el río, se tiende y se pone a secar. El sacudidor tiene un rodillo con púas, pero gira a gran velocidad y la va sacando, la abre y sale esponjada, ahí se desprende la tierra que tenga. De ahí pasa a la carda que es una máquina con diferentes rodillos y más adelante una cabecera va dividiendo la lana, sale un tipo de velo, que cortan unas correas. Sale un pabilo que se ve enredando de ahí pasa a un torcedor y con seis de esos pabilos se hace lana que requiere el señor Nolasco para sus tapetes. Pero observando el hilo de esta madeja se ve en determinados puntos irregular, no de un grosor siempre uniforme, pero ello es propio de un proceso artesanal.

Sabemos que, en cualquier tejido,  al conjunto de hilos que se colocan en sentido "vertical" se le llama urdimbre. Al conjunto que se va intercalando con los hilos de la urdimbre se le llama trama. 
La urdimbre de estos tapetes está compuesta por un hilo mucho más delgado que, además no es de lana, pero es muy resistente, tendrá un milímetro de diámetro en tanto que los hilos de lana de la trama tendrán unos cuatro milímetros de diámetro.

(Cabe recordar que antiguamente, el lunes de la fiesta de corpus, fiesta de los gremios, en nuestra población, se dedicaba a los trapicheros, personas que colectaban la lana entre quienes tenían ovejas y elaboraban hilos para tejer zarapes, también que en el museo dr. Mora, estaba está un enorme telar bastante antiguo. Me comentó nuestro artesano que tiene conocimiento de que, efectivamente, sobre todo por el rumbo del Calvario había estos trapicheros, hacían cobijas y gabanes, pero cardaban la lana con cardillas de mano, pero como era lana muy delgada ameritaba muchos hilos y mucho trabajo para cada pieza. Y acababan siendo muy caras o, como suele suceder, muy mal retribuidas).

Cuando don Benjamín me comenzó a hablar de los telares yo me imaginaba un bastidor, como una mesa, en dos de cuyos extremos se tensaba la urdimbre y luego con algún tipo de aguja la trama iba pasando, por arriba y por debajo de la urdimbre para hacer el tejido.

Mi imaginación acertó parcialmente: primero, no tiene aspecto de mesa o de superficie plana, parece una máquina de gran tamaño en todas dimensiones y, pese al ordenado y bello trabajo que se obtiene, el aspecto de los elementos que lo integran es caótico para el observador inexperto. En segundo lugar, los hilos de la urdimbre sí se colocan de manera vertical pero otros elementos los tensan hasta colocarlos horizontalmente, más singular aún, el tejedor no va pasando el hilo de la trama alternadamente, arriba y abajo, un mecanismo de este telar hace que suban y bajen los referidos hilos alternadamente. Este mecanismo se acciona con pedales, más correctamente llamados pisaderas. Adicional a esta complejidad, que sin lugar a dudas acelera el trabajo, otro elemento, al que llaman peine, desciende en cada paso de la trama y compacta el tejido en proceso. Si describir este telar es complejo, imagino los años que llevará aprender a utilizar y darle los cuidados y mantenimientos necesarios.


Yo me fui al norte cuando tenía como diez años. Llegué a la frontera, ahí me quedé en Matamoros, a mi papá le daban las contrataciones para el otro lado y ahí me quedaba, yo como que jalaba para el otro lado; los de la migra se acostumbraron a verme como que iba, me bañaba me regresaba y nunca me dijeron vete o nada. Y me iban a adoptar allá, un señor digamos de raza negra: se llamaba Adolfo Blanco, de apellido Blanco. Me vine para acá por mis papeles, pero mi mamá me dijo que cómo me iba a ir sin escuela ni nada. Pero en ninguna escuela me querían, no sé si por la edad o por qué.

Y en ese entonces aquél buen hombre, llamado Isaías Vales Ortiz, fundó la escuela allá por el rastro; éramos seis nada más. Estaba entonces la Manuela Taboada que era muy afamada y como que ya no quería alumnos tan grandes. Acá estábamos la basurita, por decirlo así y, bendito Dios salí de ahí, terminé mi primaria. Como yo entré viejo mi maestro me dijo: "Quieres estudiar o quieres trabajar". Maestro Pues yo creo que para estudiar no sirvo, ya estoy viejo. Porque como yo trabajaba donde hubiera, en las pulquerías, en las cantinas y me daban de vez en cuando algún pulquecito… Y me dijo él: "Yo creo que si quieres estudiar no vas a pasar en lo que sigue, pero si no quieres estudiar pues ya, ándale, mejor trabaja", me dijo viendo la necesidad de mi mamá.  Y fue cuando empecé a rolar, en el campo, aunque ya rolaba de albañil, antes de acabar la escuela había entrado a una pulquería y me iba a las cinco de la mañana a sacar el aguamiel y entraba a las ocho con el maestro en la escuela: luego me iba al mediodía y regresaba a la escuela; y otra vez en la tarde, noche iba al aguamiel, al salir de la escuela.

Así anduve hasta que fui con aquel buen señor Guillermo Castellanos. Entré como peón de albañil, me daba ocho pesos y me vio que era movido, me preguntó si quería ganar doce pesos, le dije: "Pues sí, pero, ¿en dónde? Me llevó a la gasolinera, estaba en el jardín, del lado norte. Y pues yo le echaba ganas. [don Javier empieza a recordar y comenta entre risas:] Una vez me dijo un chofer que estaba ahí, todavía me río de acordarme: "Ah, que pelao tan bravo. Hombre, compañero usted es muy inteligente". Pero no se daba cuenta que me pidieron aceite y en vez de echárselo a la máquina se lo estaba echando en el carburador y yo le decía al chofer: "Ya no cabe" "Cómo no si le falta rete harto". Y todavía el chofer le echó también en el carburador. Y ya después (con perdón de la expresión) me dijo: "Está usted muy pendejo, le está usted echando el aceite al carburador". Pero yo como iba a saber si yo venía del campo y él viéndome no me decía nada.

Ahí fue donde empecé, llegaban los choferes de la Flecha de Oro, a que arreglaran sus llantas. Como éramos competencia de don Benjamín Sánchez, que en paz descanse, le ganábamos los clientes porque yo estaba al pendiente: que las llantas, que el aire… Me aceptó mucho el señor Guillermo y fue como empecé a trabajar las llantas. Llegaban y ya era yo el que arreglaba ahí las llantas. El señor me decía: "Tú haz lo que quieras, pero sin desatender el trabajo".

Acarreábamos el diésel en jarras, así que a veces se quedaba el camión por donde estaba la gasolinera; Llegábamos cargando las cubetas (por eso me quedé sin vellos), me metía debajo del camión a acomodar el embudo y luego le echaban, les valía cheto que estuviera yo ahí y me bañaban de diésel. Diario, diario llegaba yo todo bañado de diésel. Había nada más una bomba, para gasolina, pero para diésel no había; entonces medio me enseñé a manejar ahí mismo y me mandaba a dejar los barriles de diésel, porque se lo compraban por barriles, lo mismo que el tractogas y el petróleo.

No sé cómo tuve la suerte de que todo me salía bien. Ni yo mismo entiendo o será que mi abuelito me programó para hacer bien las cosas; no sé, pero eso le gustó al señor Guillermo, me tomó tanta confianza que la esposa, la señora Blanquita me decía: "Llévame Javiercito" y cuando me veía me decía: "¡Hay vida tan chaparra, hasta cuándo crecerás ¡".  

Cuando el presidente Adalberto Téllez abrió la calle de Magisterio compramos ese terreno de la esquina, don Guillermo me prestó, creo que fueron cuatro mil pesos. Ese fue el primer negocio en esa calle, el segundo fue la farmacia Ideal de Jorge Muñoz.

La siguiente imagen ilustra muy bien una característica particular de este documento, acorde a las circunstancias al momento de su elaboración, porque es de notar que a lo largo de todo el territorio que el mapa abarca, los indios que aparecen siempre están armados, del mismo modo en que al menos ocho imágenes dan testimonio de suceso violentos, personas o animales sangrando o asaetados e indios pendiendo de una horca. Todo lo anterior, como se intuye, refleja los duros pasajes del conflicto conocido como "La guerra chichimeca", que tuvo esta zona y las aledañas como teatro de operaciones y que, en términos generales abarcó el nada breve período de la segunda mitad del siglo XVI.  Vale la pena documentarse y conocer sobre este suceso, en parte porque existe la idea, muy difundida de que una vez tomada Tenochtitlán todo fue un poblamiento pacífico, en todo el territorio nacional.

En el caso particular de nuestro municipio dichas imágenes están agrupadas en las cercanías de un sitio al que llaman Puerto de Chamacuero.  No existe un lugar, hoy en día, al que se ubique como tal. Un Puerto de montaña es, en términos generales, un paso entre las serranías.  Cuando uno va de Chamacuero a San Miguel, con la carretera anterior o la actual, se percibe, cada vez con más intensidad que el terreno se eleva y se vuelve abrupto, hasta llegar a un punto en que lo mismo se da en sentido inverso, es decir, se desciende y el terreno es más regular. Bien puede ser que el punto del camino en que esto sucedía se considerara un puerto de montaña en aquellos tiempos. 

Adicional a mi hipótesis anterior, fue en esos lugares donde se afirma que fueron sacrificados los misioneros fray Francisco Doncel y fray Pedro de Burgos, en el año 1561.Las dos cabezas tonsuradas y sangrantes, pintadas junto al camino son una muy evidente alusión a ambos clérigos.

Los indios al lado derecho del camino pueden interpretarse como los grupos perpetradores del crimen o ser indicación de la peligrosidad de este rumbo. Más en específico el indio colgado de una horca hará alusión a las represalias que tomaron los españoles por este suceso o, de las acciones que, en la citada guerra, realizaba el bando de los españoles.

En el lado opuesto del río, hacia el poniente se ilustra la existencia de equinos y bovinos, aunque no es una región en donde estuviesen las primeras estancias de ganado de que se tiene noticia.


Como dijimos, aparte de su belleza, es mucha la información que este mapa aporta, si algún día se localiza el texto que lo acompañaba la información será todavía más rica, entretanto.si decide usted analizar en detalle la totalidad de este documento, podrá revisar la orientación de los caminos mencionados, la flora y la fauna, aunque no es un mapa de propósitos lúdicos le comento que en alguna parte hay liebres, linces, lobos y coyotes, como probable pista, todos los animales salvajes se ilustran con notorias garras en sus extremidades.
En el negocio hacíamos de todo, ponía válvulas, llantas de camión, de tractor, hay mucha gente que me vio que yo movía hasta llantas con todo y tractor, con todo y agua y contrapesos.
Incluso cuando aquella vez que asaltaron el banco a mí me agarraron con una llanta de tractor que traía rodando, haciendo movimientos para que se fuera deslizando. Oí los balazos y dije: "Ya qué, si me joden". Porque corría la gente dije, pensé si la dejo caer voy a machucar a las personas y ahí aguanté, han de haber dicho este tarugo ni cuenta se da de lo que pasa.

Ese trabajo me ha dado muchas satisfacciones, no me he enriquecido, pero tampoco he pasado hambres. Gracias a él pude solventarme algún gasto, porque cuando empecé me gustó mucho el deporte; fui boxeador, me gustaba mucho boxear. Esto viene del doctor Mota, con él iniciamos el equipo de Futbol "Limeiras", de la liga de aquí. A mí, como era medio tosco, me dijo, con palabras así: "No, cabrón, tú vas a dejarme sin mis muchachos. Tú Como futbolista no sirves". Todos se rieron y yo me quedé chiveado. "Pero no te apures", me dijo, "espérate, vas a ver". No sé cómo le haría, pero trajo a una persona de Querétaro que sabía medio box, medio lucha libre, jiujitsu, karate, defensa personal y nos empezó a dar clases. Fui el único que salió, y como siempre he trabajado…  yo ya venía del campo, ya traía trabajados mis músculos y la hice. Peleaba. Aquí pues ni se diga, aquí todo mundo me conocía: peleaba en Escobedo, Celaya, Querétaro, Dolores, San Miguel, Xochimilco. Por supuesto en funciones de varias peleas, en una de ellas peleaba yo.

Como aquí nunca hemos tenido un apoyo de nadie, yo tenía que pagar mi gusto, era un deporte y era como si me echara una caguama, pero a mí me costaba. Una vez que llegué a Xochimilco me decían: "Vas a perder". "¿Por qué voy a perder?, pendejo", les decía y yo me daba valor sólo. "Estás tonto, vas a perder %&$&". Bueno, malhablados. Y sí, el rival estaba más alto que yo, me llevaba un tramo y no sé cómo lo aliviano y cae el cabrón. "Te dije que ibas a perder, tarugo". Bueno me dijeron más feo.  Y a correr, dejé mis botitas ahí, porque usaba yo botas de esas vaqueras muy bonitas, iba yo muy tipo campirano, vestido a lo rancherito. Me hicieron correr y dejé ahí todo, mi pantalón… todo, todo. Llegué y me subí a un camión que iba a la merced, no supe ni cómo y me vio una señora: "¿Pues qué tienes, joven, ¿por qué vienes así?" Ya le platiqué, todavía traía las manos con las vendas, me dijo: "¿Y ahora?". Ya le platiqué: "Pues soy de Comonfort, en Guanajuato" y nos bajamos del camión en el centro, ahí dijo: "Pues a ver, véngase", anduvo ahí viendo en los montones de ropa y compró un pants y una playera, de esos baratos. Me los puse y me dijo: "Pues ahora sí, joven, qué Dios lo bendiga". "Pero no tengo pal pasaje". "Ay, joven, nomás porque tiene cara de bueno si no…" me completó mi pasaje la señora , ahí pidiendo, "Pero ahora es que no sé dónde se toma el camión, no sé dónde está la central", pobre mujer, me llevó y ahora sí : "Que Dios lo bendiga".

Sí, era una pelea arreglada, ya desde entonces todo estaba arreglado desde antes, yo por eso del deporte, ahora que escucho de que el Canelo y este otro, ya es puro negocio. Si acá, cuánto hace de eso, en los setenta que me gustó andaba yo en mis meros moles ya había tranzas... 

Total, llegué a Celaya a la central y ahí vengo caminado a San Antonio. Para esto ya tenía la talachera, ya era más conocido. Pasa Manuel Nieto, que en paz descanse, con la troca de la Pepsi. " ´Ora, ¿qué estás haciendo?, ya le platiqué. "¡Tarugo!", bueno, me dijo más feo, "¿cómo se te ocurre ir solo? Bueno ya me carniceó, ya se imagina lo que me dijo. Llegué y fui con el doctor Mota, me pasó y le platiqué. "Pero a quién se le ocurre" me dijo también" y le dije: "Pues es que usted también, doctor, ¿por qué no me previno?, no tenemos ningún apoyo. Yo quería que, así como hubo aquí un ciclista que iba a Panamá, que compitió en varias partes, le decían "El Indio" de La Palma (Ceferino Estrada) me apoyaran. Pero yo no tuve ninguno apoyo, incluso en lo referente a la Danza Azteca, nosotros fuimos uno de los ocho mejores grupos a nivel nacional, pero esto de la Danza comienza por lo siguiente:

Como es de suponerse, a un cliente así se le acaba teniendo aprecio y confianza; partiendo de esa confianza el cliente le vendió, con amplias facilidades, una máquina para producir hilo de lana, porque sabrán ustedes que para pasar de las fibras que se cortan de la oveja a un hilo que puede ser tejido hay un largo proceso que implica lavar, cardar, dividir, estirar y trenzar estas fibras. Todo eso se pretendía que, de manera automatizada, hiciera esta máquina. Pero era una máquina usada que llegó desarmada y, luego de un meticuloso proceso de ensamblado, no pudo evitarse la tradicional contrariedad de que sobraron piezas.

El señor Benjamín estuvo tratando de hacer producir su involuntaria inversión, aunque por más que preguntaba no daba con alguien que tuviera conocimiento suficiente para ayudarle. Para colmo, aunque su cliente le ofreció muchas facilidades recibía la producción de tapetes descontando la totalidad del importe en cada entrega.  Así pasaron casi dos años. Pidió ayuda a sus proveedores de lana de Zacatecas y no obtuvo nada, porque sabían que podía convertirse en su competencia.  De manera muy circunstancial un amigo de don Benjamín, coincidió en una cantina en Escobedo con unas personas, los escuchó hablar de algo que sonaba como a telares o de menos a maquinaria. Se acercó y resultó que laboraban en la fábrica de Soria, les platicó de la máquina de don Benjamín y estas personas aceptaron ir a verla, si les ofrecían algo para seguir en el ambiente que estaban, su amigo los subió a todos en su combi y los llevó de sorpresa a Comonfort; cumpliendo el acuerdo don Benjamín les ofreció unas bebidas. al ver la máquina dieron datos del año de fabricación y del fabricante, diagnosticando que faltaban unas bandas y otras piezas pequeñas, pero que quizás funcionara. Uno de ellos ofreció asistir los sábados y no a reparar la máquina sino a decirle cómo para que tomara conocimiento detallado del funcionamiento. Luego cuatro sábados, que generaban trabajos en el resto de la semana, empezó, pese a todo, a dar producción. Empezó a comprar lana en los ranchos y a procesarla, con muchas dificultades al principio, pero sacaba sus madejas y las metía en sus telares. Aun así, continuaba comprando una parte en Zacatecas. No fue mucho el tiempo de esta producción, porque el proceso genera mucho ruido y una gran cantidad de polvillo que, pese a provenir de un producto natural, a la larga era perjudicial para la salud, esto y el hecho de que no era tan lucrativa la producción de madejas de lana, como la de los propios tapetes acabó por arrumbar la singular máquina.

La lana tiene un color natural casi blanco, una mezcla entre gris y beige muy, muy tenues, pero también aprendió el teñido de este material en todos los tonos imaginables y, si la producción de las madejas de lana no era del todo inocua para la salud, el teñido, que es en caliente y con el uso de ácido sulfúrico fue ejercido durante menos tiempo que la producción de madejas.

Regresando a la tranquilidad de sus telares don Benjamín siguió produciendo tapetes y productos similares, aunque la demanda disminuyó con el acceso de productos de la India, coreanos y de otros países que, a decir de nuestro artesano pueden verse muy bonitos el primer día, pero se deterioran con el tiempo y las lavadas porque vienen pegados. El comercio de sus productos ya no fue igual, en general todas las artesanías se afectaron por este motivo. La misma zona artesanal de Tlaquepaque, que tuvo grandes épocas de bonanza hoy tiene menos actividad comercial. Esa es en parte la razón de que esta actividad se ha convertido casi en un pasatiempo pero que, por serlo no le deja mucho tiempo libre para otras actividades y por el cual sigue recibiendo una retribución económica, además de las consabidas satisfacciones que produce hacer algo con toda la dedicación posible, desde el tapete más pequeño de 0.50 x 1.00 m hasta el de 2.50 x 3.50.

Aunque, como ya se mencionó, la demanda, en especial de formatos más grandes, ha disminuido. Una característica especial de sus tapetes es que llevan un terminado en todo el perímetro, a diferencia de otros estilos que dejan los hilos a manera de barbas. Y aunque dicho acabado sería indispensable solo en los extremos, se hace en todo el perímetro para uniformizar. Alguna vez sí colocó el acabado de barbas en sus tapetes, pero le pareció mejor terminado el que actualmente aplica en toda su producción.

En los tiempos de mayor demanda, cuando el señor Nolasco llevaba sus productos a Tlaquepaque, el canadiense tenía otro proveedor que llevaba tapetes de características ligeramente diferentes, con hilo de lana todavía más gruesa. Pero aquel proveedor tenía la mala cualidad de ponerle peros a todos los pedidos que le hacían, pretextando que los tamaños, los tiempos o los diseños eran muy complicados. De tanto reniego un día se le ocurrió al canadiense preguntarle a don Benjamín si podía hacer ese tapete, se comprometió a intentarlo y al cabo de varios encargos terminó recibiendo todos los pedidos que le hacían a su competidor, no sin que antes le encomiaran la actitud de no poner pretextos ni peros a los encargos.

Este camión hizo la primera ruta de transporte público en el municipio. Esta ruta iba desde el centro de Comonfort, hasta la comunidad de La Palma. Aproximadamente 3 km de ida y los mismos de vuelta, lógicamente. La ida de establecer específicamente esa ruta fue de don José. En los primeros años llegó a suceder que este camión se descompusiera y don José, como no tenía modo de repararlo ahí, ni de remolcarlo, bajaba el pasaje, cerraba el camión y lo dejaba ahí el tiempo que fuera necesario.

Posteriormente le inteligió para repararlo, también lo remolcaba, lo llevaba a su terreno y ahí le hacía las reparaciones necesarias; aprendió de mecánica, digamos que por necesidad, porque no tenía formación de mecánico automotriz. Y aprendió por sí mismo, lo cual no es poco mérito. A veces si la reparación era ya más complicada el señor Quintiliano Prado le asesoraba un poco. 

Al primer camión la gente le apodó "La Malesoco". Cuentan que don José Arellano se hizo compadre de una señora de La Palma y dicen que cuando pasaba por ahí la señora le gritaba: "Pérate, compadre, que se queda Malesoco", así que la gente le puso al camión "La Malesoco". Este camión tenía motor a Gasolina, pero posteriormente fue substituido por un vehículo con motor a Diesel, un International modelo 69.
Aunque ya es el único artesano en su taller el señor Nolasco conserva cuatro telares, apropiados para diferentes anchos de tapetes, si bien hacer un tapete de cincuenta centímetros en un telar de 2.50 m es posible, no resulta práctico en modo alguno.  A diferencia de otros tipos de tejidos no se utiliza una lanzadera para pasar la trama entre los hilos de la urdimbre, se hace un cadejo (una bolita en términos de neófitos como yo). Ese cadejo en cada pasada se va desenrollando, al terminar se añade a otro (y la multitud de fibras facilita el añadido) para continuar el trabajo.

Al tejido, propiamente dicho, el artesano debe darle la tensión necesaria, si lo tensa de más el tapete se deforma, se va cerrando y las siguientes pasadas se dificultan.

Dependiendo del acabado que se va dando en cada fragmento de la trama, se van creando "dibujos" en el tapete, evidentemente dibujos geométricos.

En estos tiempos un tapete de 2.50 x 3.50 debería tomarle dos días de trabajo, pero con sus actividades paralelas hoy invierte cuatro días.  Mucha ayuda será si alguien le va elaborando el cadejo correspondiente.  También, adicionalmente a los tapetes está desarrollando cojines.

Evidentemente la misma técnica se aplica para tejidos que van integrando hebras de diferentes colores, lo laborioso es ir combinando y cambiando los colores a utilizar.

Hasta donde sabe el señor Nolasco, y hasta donde sabe un servidor, no hay otro taller de tapetes de lana en el municipio. Sí los hay en otros municipios, pero cada cual con su estilo, se mercado y sus productos específicos. Aunque en general, en toda la región, el volumen de producción de esta artesanía ha disminuido por las razones ya comentadas.

No es raro que alguno de sus clientes muy específicos, en particular decoradores, le den instrucciones más bien vagas de lo que desean integrar en las casas que están decorando. Nunca resultan defraudados con la interpretación del sr. Nolasco. En alguna ocasión le pidieron un "camino" muy grande, digamos un tapete muy, muy largo. Cuando lo entregó le revelaron que iría, luego de varios intermediarios, como un regalo para la reina Isabel. También algunos de sus tapetes han sido en específico para las casas de cantantes o artistas famosos.

Don Benjamín nos permitió atestiguar como trabajaba en la pieza que tenía iniciada en ese momento, pese a la amabilidad con que nos platicó todo lo que aquí resumo, nada fue tan elocuente como sus manos deslizando hebras por el tejido, con una aparente facilidad, como si el acomodo estuviera predestinado desde siempre.

Agradezco a don Benjamín Nolasco su amabilidad para platicarnos de esta actividad y mostrarnos su taller y un fragmento de su actividad.

Esos minutos que me fascinaron están en el video siguiente.

Este documento, como ya dijimos es atractivo visualmente, aunque no haya sido esa su intención y la gran cantidad de indios, jinetes, soldados, labradores, ganado vacuno, vegetación y fauna pretendieron ilustrar las características físicas, demográficas, de flora y de fauna de esta región.  Por lo miso cabe mencionar que este tipo de documentos se les conoce como Relaciones Geográficas y solían estar acompañados con un texto que complementaba la información gráfica del mapa. 

El texto correspondiente a este documento gráfico en particular está perdido desde hace varios siglos.  Se considera, y para hacer conjeturas es de gran utilidad, que el mapa se elaboró entre 1579 y 1580

Estudiar los detalles de este mapa, sus poblaciones, arroyos, ríos caminos o indicaciones, es fascinante, o al menos lo es para mí y para los dedicados estudiosos que han analizado este documento con sorprendente minuciosidad. Sin embargo, en esta ocasión nos centramos en los entornos de nuestra población.


Fuentes consultadas:

Códices y cultura indígena en México: Homenaje a Alfonso Lacadena García-Gallo (1a ed). (2018). BRF Servicios Editoriales.
Puig Carrasco, Alberto, Análisis codicológico del Mapa de la Relación Geográfica de San Miguel y San Felipe de los Chichimecas

Laura Elena Sotelo-Santosa, Mario Gozález-Espinosa,  Paisajes de Guanajuato según un códice cartográfico del siglo XVI,Universidad Nacional Autónoma de México, 2023

Torquemada, Fray Juan de, Monarquía Indiana, Selección, introducción y notas de Miguel León-Portilla, México, Universidad Nacional Autónoma de México (Biblioteca del Estudiante Universitario; 84) / Coordinación de Humanidades (UNAM),1964


Parte uno
El quinto testigo valida su dicho en que se crio prácticamente en dicha hacienda y que su habitación está a muy pocos metros de la zona en conflicto, no más distancia que el ancho del río (que no es muy ancho)..
El último testigo es arrendatario, pero no de la Hacienda de San Pedro sino de las de Arias y San Gerónimo, además afirma haber presenciado el despojo más reciente.
Este testimonio nos permite situar, casi con exactitud la ubicación de la zona en conflicto: Podemos concluir, sin aventurarnos demasiado, que las tres estancias del Santuario (San Pedro, Arias y San Gerónimo) se corresponden con las comunidades del mismo nombre que además son contiguas y que además colindan al poniente con el río.  Más aún, cerca de San Pedro, al norte, en donde estarían las tinajas está la comunidad de Calderón, que muy probablemente tomó su nombre de su antiguo y rijoso propietario.
Como mencioné arriba, no podía Jacinto Valdez haber conseguido mejores testigos y, desde esta enorme distancia en el tiempo, me atrevo a decir que parece evidente la razón que asiste al demandante, pero de ello nos enteraremos en la próxima y última entrega de este extenso documento.


Ahí fue donde empecé, llegaban los choferes de la Flecha de Oro, a que arreglaran sus llantas. Como éramos competencia de don Benjamín Sánchez, que en paz descanse, le ganábamos los clientes porque yo estaba al pendiente: que las llantas, que el aire… Me aceptó mucho el señor Guillermo y fue como empecé a trabajar las llantas. Llegaban y ya era yo el que arreglaba ahí las llantas. El señor me decía: "Tú haz lo que quieras, pero sin desatender el trabajo".

Acarreábamos el diésel en jarras, así que a veces se quedaba el camión por donde estaba la gasolinera; Llegábamos cargando las cubetas (por eso me quedé sin vellos), me metía debajo del camión a acomodar el embudo y luego le echaban, les valía cheto que estuviera yo ahí y me bañaban de diésel. Diario, diario llegaba yo todo bañado de diésel. Había nada más una bomba, para gasolina, pero para diésel no había; entonces medio me enseñé a manejar ahí mismo y me mandaba a dejar los barriles de diésel, porque se lo compraban por barriles, lo mismo que el tractogas y el petróleo.

No sé cómo tuve la suerte de que todo me salía bien. Ni yo mismo entiendo o será que mi abuelito me programó para hacer bien las cosas; no sé, pero eso le gustó al señor Guillermo, me tomó tanta confianza que la esposa, la señora Blanquita me decía: "Llévame Javiercito" y cuando me veía me decía: "¡Hay vida tan chaparra, hasta cuándo crecerás ¡".  

Cuando el presidente Adalberto Téllez abrió la calle de Magisterio compramos ese terreno de la esquina, don Guillermo me prestó, creo que fueron cuatro mil pesos. Ese fue el primer negocio en esa calle, el segundo fue la farmacia Ideal de Jorge Muñoz.

Yo sufría mucho por ese motivo, me decían que si no me daba vergüenza que mi mujer trabajaba en esto, eran muy machistas; mi mujer se ponía unas naguas largas y así andaba en el trabajo y luego le dio por ponerse un pantalón, vio una fotografía de una americana y vio que traían pantalón con falda. A pesar del machismo con que me criaron no lo vi mal, incluso mis suegros se enojaban que la tenía trabajando. Por ese entonces sufrí un accidente (me botó una llanta) y ya quedé como espantado. Le dije a mi esposa si a mí me lleva la... y un día necesitas un hombre mejor que tú pagues a que te paguen y con esa mentalidad nos fuimos criando ella y yo, hablábamos, no con groserías, pero con la confianza del ambiente del trabajo. La idea de eso que dije era que no creyera que tendría la necesidad de depender de un hombre para todo (en ese tiempo eso era muy avanzado). Ella aprendió todo el negocio; era mejor que yo para las talachas. Era muy viva porque era más serena y yo era, soy hasta la fecha, más desesperado.


Como sea de esta fiesta tengo el papel que fuimos los primeros y si esa fiesta ha caído es porque a ellos nomás les interesa lo económico, no les interesa, a mí me han dicho. Yo tuve un cuñado que estudió en Roma, yo he escuchado, porque a veces ni los mismos sacerdotes están de acuerdo: Cómo es que están cobrando la bendición si el Señor no la cobró y todo eso veían mis muchachas: "No, vayan a al fregada, no se cansan estos" decían. Yo sí diario voy a dar gracias, pero de tanto que vimos hay veces que escucho al sacerdote y siento como un vacío.

Si hemos ido lejos no solo en la región, si hubiera visto los cuadros que hacíamos, por eso ahora con los que (no tengo nada, nada en contra de ellos) prenden la lumbre… Está muy bien, pero, ¿qué significa? Porque cuando a mí me preguntan: "¿Qué significa tu baile?". Sé contestar eso, por ejemplo, hay el sol, el medio sol, el medio sol es el medio día, y yo puedo decirles, baile por baile, cuál es el significado. Porque a unos les hacen una pregunta y contestan: "Pos sepa". Como a algunos que les preguntan "¿Por qué te gusta el baile?" "Es que es bien chido". Y ya. A donde fuimos llegamos a llamar mucho la atención, pero siempre en la humildad, por eso el nombre de metlapiles, es la humildad: hijo de la piedra, hijo de molcajetero, de un artesano. Y tengo mi logotipo en nuestra papelería: está una persona picando su molcajete. Y nos hicimos notar Y le doy gracias a mi Dios, a nuestro Dios.

Hoy en día ya somos poquitos en mi danza, y a lo mejor ya hasta voy a dar las gracias, porque es muy difícil, yo no tengo, como le llaman, candela, soy yo solamente. Vienen unos de Guanajuato, otros de Irapuato; la presidencia nos presta el camión, pero yo tengo que pagar el diésel, las casetas y otros gastos, acabo poniendo siete mil pesos. No me duele, cuando se puede, aunque a veces está difícil. De los alimentos: yo no voy a tocar puertas, con tiempo voy comprando lo que se necesita. Pero luego vienen los problemas, de allá de los favoritismos del atrio, de los lugares, que no, que nosotros no somos del barrio, dicen. Y los del barrio tienen chance de terapiar al padre. A mí me han dicho: "Tú qué vienes a hacer aquí si allá está tu lugar, tú eres de San Francisco". Y San Francisco me manda a la fregada. Está mal, porque causa mala impresión, porque nosotros somos turismo también. Nosotros mejor tenemos el reconocimiento del gobernador de Querétaro, del de Estado de México, de varias partes y aquí no tenemos nada. Está escrito con letras de oro el nombre de nuestro grupo: Metlapil, en Tuxpan Michoacán, porque fuimos allá a una festividad. Por eso quizá seamos candil de la Calle: aquí nadie nos conoce, estuvimos en Los Ángeles, tenemos tantas y tantas cosas que hemos hecho. Aquí iniciamos cuando empezó el museo Doctor Mora, ahí empezamos y luego cuando lo remodelan volvimos a reinaugurar, luego en Soria cuando vinieron personas muy importantes porque celebraban su aniversario. Tenemos algunas satisfacciones, esas sí que nos las vamos a llevar, así como dijo José Alfredo, hasta la muerte. Y yo a lo mejor no tengo riquezas, pero tengo memoria y fotos de mis niñas chiquitas, luego cuando están embarazadas, cuando están bailando ya con sus niños chiquitos y ya cuando andan con los nietos. Eso para mí es el mayor tesoro, también veo como voy cambiando y como voy envejeciendo.

Empecé a dejar de bailar poco a poco, nos enfriamos, en primer lugar por mi señora duré quince años que la llevaba con nosotros y ella no podía ver y sin oír. Ya después era más complicado cuidarla y ya no podíamos salir. Entonces, como vuelvo a repetir, no recibimos ningún apoyo de nadie y uno solo pues no alcanza. Entonces empezamos a dejar de ir y vaya que nos invitan. Yo me quedé con la satisfacción, yo quise, en el recorrido, sacar el grupo, pero el grupo, no tarugadas y haciendo cuadros, no nada más bailando, lo que es el sol lo que es el fuego, pero si saqué a San Francisco. Aunque me quedé con las ganas de sacar a la malinche, ya tenía a una de mis nueras, está morenilla y guapilla. Pero no pude conseguir el vestuario del conquistador. Pero dejar parada a la gente y demostrarles que Comonfort tiene lo suyo. Tengo un yerno que es blanco y delgado y tiene la estatura, ese sí quedaba bien. Nomás pensaba ir con el Cartonero, que me haga la armadura, pero caballo, ¿dónde lo consigo? Es que tiene uno que estar con algo que se identifique, si voy a llevar un panzonsote pues no, o un chaparro mi compañero, imagínese.

Tuve siete hijos, son cuatro mujercitas y tres hombres, las mujeres son las que iniciaron la danza.  Ya no llevo mi grupo, vienen más bien, ahorita ya vienen poquitos, viene el torito de Guanajuato, viene conmigo y esos que vienen conmigo son mis parientes. Una de mis hijas llegó a esa familia Oliva, ellos eran los que siempre asistían en el cervantino, están muy adentrados en eso.  Pero yo ya me quedé casi solo, esa es una, otra que a la hora de la hora no tengo donde meter tanta gente, voy a un lado: que ya está ocupado, a otro lado: que va a venir fulano, voy con el padre: me van a mandar allá lejos.

Una nieta se unió a un grupo en Guanajuato, pero no ha pasado que de nuestro grupo se forme otro, que se vayan, como hemos aprendido algo del porqué, para qué un sahumador y lo que significa todo. Nuestros jefes nos decían: "Pregunten en su pueblo a otros danzantes qué significa, si les dicen, a todo dar, si no pues son egoístas o no saben". Pues todo eso fuimos aprendiendo, las que más se pegaron fueron mis hijas. Incluso saben cantar con la concha y alabanzas y todo. Ya habíamos empezado cuando nos dieron el papel de que fuimos el primer grupo de San Francisco eso fue en el ochenta y dos. 
Esta foto es de cuando empezábamos y no estábamos muy bien vestidos, todavía andábamos malvestidillos. Todavía no teníramos mucha pluma, mucho vestuario.

A mí me gustó mucho el deporte, esta foto, donde estoy pelón es de cuando fui a Xochimilco fue donde me fregaron (me ganaron).

Esta foto donde está la carretera, la encontró un compa: "Es que voy a pintar acá al loco de este lado, al Cholo, y lo voy a pintar a usted ahí, y me gustaría pintar algo de usted" (a mí). Le dije: "Lo que tú pintas ahí, yo necesito meterme para ver qué significan los grafitis.  A mí si de veras eres chido para la pintura haz algo que identifique, que sepan esto es de Comonfort. Le dije algo que... y le enseño la Carretera cuando no había ningún carro lo que es un Comonfort Limpio, contra lo que es ahora, para ver si puedes mandar un mensaje superchido con tu pintura", hablándole en sus palabras. Se quedó pensando, pero ya no volvió.  Eso es lo que siempre les he dicho y siempre me gustó, he buscado nombres, cuando andaba en el box me gustó el nombre "El pequeño Jaibo", Jaibo diminutivo de Javier y lo de pequeño porque lo pequeño no vale mucho, otra vez la humildad. Todo eso, ya cuando embarnecí me gustó el nombre de "el Neutrón", y se quedó con ese nombre el changarro.
La fotografía de abajo es del célebre portalillo que existía en la plaza 5 de Febrero, en donde se dice que había un poyo en que descansó el padre Hidalgo. Los señores ahí sentados atestiguan que exitía el tal poyo, lo que es absolutamente improbable es que Hidalgo se haya sentado a descansar el 19 de septiembre de 1810.   Ahora bien, por la prolongación de la calle aledaña me parece improbable que se trate del mimso portalillo. Sin embargo, el número de arcos, la geometría, el espsor de los muros, todo es idéntico en ambas fotos. Abajo de esta imagen coloco la que se considera auténtica de ese fragmento de la plaza.
Para un evento en octubre de 2023 me preguntaron si tendría alguna foto de la maestra Natalia Velázquez que tuvo un jardín de niños durante muchos años. Yo estaba seguro que tenía una imagen de ella en algún festival o evento público.  Pero imaginaba, con cierta lógica, que se trataría de una fotografía familiar donde mi hermano, en edad preescolar,  estaría declamando. La fotografía que, un tanto tarde, localicé se corresponde con esa descripción, aunque debe ser de alguna generación anterior a la de mi hermano; la maestra Natalia dirige a sus jovencícimos alumnos, en un 16 de septiembre y el estrado, también con segurida, estaría ubicado en la plaza 5 de febrero, casi al inicio de la calle Hidalgo.
No tengo idea de quienes figuran en esta imagen, tampoco estoy seguro de la calle y menos aún del modelo de motocicleta, imagino que la foto es de principios de los sesenta, Pero a mi me gusta mucho, están los marcos de cantera de nuestras puertas, las banquetas enlajadas y los arroyos empedrados. Pero más importante, están cuatro jóvenes chamacuerenses de ese entonces, medio cohibidos por slair en la imagen, y una señora,  mucho más serena, con su delantal y sus trenzas sosteniendo a una pequeña  a la que no le interesó mirar a la cámara.
Primera parte
Segunda parte
Tercera parte